Angélica Vale: vividores la ensucian con infidelidad… aquí la verdad sobre su marido militar

Angélica Vale: vividores la ensucian con infidelidad… aquí la verdad sobre su marido militar

Comadres de mi corazón 💅, hoy tengo que hablarles con el alma en la mano.
Me sorprende profundamente ver cómo algunos vividores de las redes sociales están ensuciando el nombre de Angélica Vale, una mujer que nos ha regalado risas, arte y autenticidad.
Y todo por un rumor barato de infidelidad.

Yo conozco esta historia de cerca. Otto Padrón, su todavía esposo, es un hombre formado en el mundo militar. Eso significa disciplina, estructura… y también rigidez. Les voy a decir la verdad: vivir con una persona con ese tipo de mentalidad no es fácil. Ellos están acostumbrados a dar órdenes, a mantener control, y cuando las cosas no salen como quieren, estallan.

Angélica, en cambio, es todo corazón. Artista, sensible, libre, expresiva. Imagínense ese choque de mundos: una mujer que canta, ríe y crea, con un hombre que vive bajo jerarquía y protocolo.
Yo lo dije al aire y lo sostengo: Otto puede haber sido buen soldado, pero no fue el compañero emocional que Angélica necesitaba.

Y hoy, en pleno Día de los Veteranos, sí, lo felicito por su servicio, pero también le digo con respeto: la valentía no solo se demuestra en el campo, sino en el hogar, y aquí te faltó caballerosidad.
Dar a conocer una demanda de divorcio a través de terceros, sin avisarle directamente a la madre de tus hijos, no es de hombres, mi amor… eso es crueldad disfrazada de formalidad.

Y a quienes hoy la acusan de haber engañado, les digo: investiguen antes de hablar. Las cartas no mienten, y mi querido Ramsés Vidente lo confirmó en el programa —no hubo otra persona, no hubo traición—. Lo que hubo fue un amor que se enfrió, una mujer que intentó todo para salvar su matrimonio y un hombre que ya no quiso escuchar.

Angélica Vale no falló como esposa, ni como madre, ni como mujer.
Fueron las circunstancias y la rigidez de una vida militar las que quebraron el equilibrio.
Y eso, comadres, no es infidelidad… es una historia de soledad dentro del matrimonio.